jueves, 6 de enero de 2011

Cine, el séptimo trono del arte

Llegas, compras un boleto – o la cantidad que desees, depende con quién vayas- y sigues a una cámara acorazada con una disposición regular de sillas. Justo al frente de estas, se alza una soberbia pantalla que proyecta imágenes que parecen formarse, como por arte de magia,  mediante una máquina que dispara haces de luz. Las palomitas, crispetas, pop corn, o como desees llamarles, son infaltables. Lo que vas a presenciar no será lo mismo si no lo acompañas con la dosis adecuada de rosetas de maíz. Unos 10 minutos de cortos y… 3, 2, 1… ¡Acción!






Imagen en movimiento, he ahí el secreto. En eso consiste el atractivo del séptimo hijo. El menor de la familia, el hermanito de las seis hermosas musas, hoy conquista con el encanto particular de su linaje a los más de 6 mil habitantes que pueblan la Tierra. El cine llegó para revolucionarlo todo. Un nuevo modo de hacer arte…

Desde los hermanos Lumière hasta nuestros días, la humanidad ha vivenciado la reinvención constante de este nuevo atractivo cultural, al que le ha correspondido la dicha –sólo para los supersticiosos o creyentes- de portar el número perfecto. Color, movimientos, luz, efectos especiales, sonidos, tridimensionalidad.

Todo empezó como una simple y llamativa diversión de feria que retrataba acontecimientos cotidianos, como el vaivén de las olas del mar. Pero los Lumière no confiaron en su potencial artístico, y mucho menos económico. Aunque atraparon al público con semejante atracción para la época, y durante algún tiempo proyectaban películas con temas nada trascendentales, los hermanos franceses nunca previeron el impacto mundial que su patentada invención podría tener. Creo que hoy tal vez se remuerden dentro de su tumba pensando que crearon el gran invento de la postmodernidad, y no lo aprovecharon como debían. A veces, vale la pena arriesgarse.


El que sí aprovechó, una vez presenció el espectáculo inicial de los Lumière, fue Georges Mèliés, al que considero –no vanamente- el primer gran cineasta. Fue él quien le propuso a los hermanos comprarles el cinematógrafo, propuesta que estos desecharían. En vista de la negativa, no tuvo más que crear él mismo su propio artefacto, además de la primera agencia cinematográfica y su propia empresa productora.

Sin embargo, y como ocurre con las grandes cosas que prometen, el cine empezó a caer en manos de hombres de negocios, llevando una carrera paralela a estos, gracias a los millones invertidos. Así, no sólo se arruinó Mèliés, sino que el cine se convirtió en la nueva mina de oro de los apoderados.

***

Ya convertido en toda una industria, cientos de nombres se sumaron a su historia. Pero por ser consecuente a sus verdaderos gestores, quienes trabajaban, literalmente, “por amor al arte”, no ahondaré en alguno más.

Sí, suena injusto con Griffith, Chaplin, Hitchcock. Con otros más recientes como Brooks, Kubrick, e incluso Cameron, Lucas, Spielberg y Tarantino, pero quiero hoy que los protagonistas sean los legítimos padres, los grandes olvidados. A ellos, a quienes realmente les debemos que nos sentemos con un par de lentes irreales que nos permiten creer, en realidad, “que estamos metidos en la película”.

Estoy convencida que el cine es mucha práctica y poca teoría. Que narrar aquí en qué consiste su lenguaje, es casi una blasfemia –porque no sé de ello-. Me gusta más que cada lector saque sus propias conclusiones a partir de lo poco que puedo mostrarles (un video sencillo y conciso y unos datos interesantes que descubrí por ahí). Y como no soy egoísta… aquí les dejo algo más:


Para saber más de cine (estrenos, reseñas, críticas)…


Un poco sobre su historia...



Y unos cuántos blogs de cine...



Y como bonus track, la frase más certera que he leído sobre cine:


La duración de una película debe ser proporcional a la resistencia de la vejiga humana
                                                                                                                                -Alfred Hitchcock                            

2 comentarios:

Rafael dijo...

Muy ameno, me encanta como rematas. muy bueno y el video q te conseguiste estaba genial.

pocofre dijo...

veo que te gusta el cine, bueno personalmente no soy mucho de ver peliculas, me agradan mas los libros.

un beso de PERU a COLOMBIA.