lunes, 12 de agosto de 2013

Mingo, un rey del Carnaval sin corona

Este artículo fue publicado el 23/05/2013 en el diario El Heraldo

¡Ay, Mingo!, te fuiste sin que nos diéramos cuenta. Sin mucha bulla y carcajadas. Sin que supiéramos bien, ni tú ni tu familia, el porqué de tu baja exagerada de peso. El implante dental que tuviste que adoptar para no perder la sonrisa amplia que nos regalaste a todos te causó una infección, pero no era esa la razón de tu inapetencia, de tus ganas recortadas de comerte un buen plato costeño, que te alimentara las ganas de seguir echando cuentos. La depresión de no tener dientes, que te impedía ‘pelar la chapa’ como estabas acostumbrado a hacerlo, disfrazó lo que en verdad te devoraba por dentro.

El hierro, entonces, fue insuficiente, y el resultado de la patología solo les dijo a los médicos hasta hace dos días que un tumor maligno se había alojado en tu colon. Tu hija Kathy, una de los seis que concebiste al lado de Cila Olivares, con quien cumplirías 50 años de casado el próximo agosto, recuerda lo débil que estabas el pasado domingo, cuando tuvieron que llamar a AMI urgentemente porque tu desgano era ya preocupante. Una baja de potasio te recluyó, en tus últimos días, en la Clínica La Asunción.

Enamorado y caballero, tuviste 18 hijos producto de tus amoríos. Bien vestido siempre estabas, elegante a tu modo, como dice Rafael Páez, quien fuera tu director por una década en Cheverísimo, el programa que, con tu presencia, llegó a ostentar el más alto rating de sintonía que haya tenido Telecaribe. “A pesar de haber llegado con un nombre, de haber llegado un tipo con 20 años de experiencia en el humor, era un hombre muy llevadero”, rememora Páez. Entendía, repetía, daba paso a los otros. “No porque fuera el de mayor experiencia era el de la última palabra”. Mingo, también fuiste maestro, y los buenos maestros saben reconocer el talento de sus alumnos.

Tú, el hechicero del humor radial, el pionero de esta tendencia, el arquitecto de sonrisas que se hicieron sintonía en estaciones como Emisora Atlántico y Radio Libertad. Tu salud venía mermando desde el 2009, cuando una arritmia cardíaca nos dio el primer susto.

Tu sonido particular, tu dicharachera manera de lograr audiencia, te hicieron “el propio barranquillero autóctono, aquel man alegre, maestro del humor”, en palabras de Rony Laitano, el popular Care’perro, uno de tus compañeros de set y de carcajadas. Él, como Rafa Páez, como todos los que te conocieron de verdad, saben que te llevaste a la tumba un sueño frustrado: liderar la fiesta del paroxismo currambero, la de los cuatro días que te agitaban el corazón. “Rony, lo que menos me ha gustado es que no me han puesto Rey Momo del Carnaval”, le confesabas a viva voz, cada vez que podías.

Hijo de la Barranquillita que duerme sobre el Caño de la Auyama, nunca te quitaste el sombrero de caballero. “Él echaba sus cuentos costeños con doble sentido sin necesidad de ser un guache”, apunta Claudia Sánchez, otra de sus compañeras de sus años ‘cheverísimos’. Álvaro Ariza, otro integrante del grupo, se sabe de memoria el lugar en el que residió tu éxito. “Lo que caracterizó a Mingo como humorista fue la sobriedad. No era un tipo obsceno, ni vulgar. Manejaba el doble sentido con mucha altura. Era un humorista costeño, pero el costeño bien hablado, el costeño que se expresaba bien. Fue un verdadero caballero de la tarima”.

Y entre las muchas facetas que dominaste, como esa, la del ‘cura cheverísimo’, el amo y señor de las letanías en Carnaval, tú, Manuel Domingo Martínez Morillo, te acordaste de lo intelectual. EL HERALDO de cada día, que no dejabas de leer, te entretenía con el crucigrama, el que jamás te dejaste quitar cuando ibas, cada sábado, a grabar. “Cuidado el crucigrama”, advertías. Eras el dueño y señor de la página, como de esa corona que no portaste, pero que por siempre has de llevar.

Con el actor de televisión Bruno Díaz

domingo, 4 de agosto de 2013

Elie Saab, el libanés que no le temió a la Alta Costura

Este es un sueño hecho realidad: luego de varias semanas de correos electrónicos que iban y venían, logré contactar, para El Heraldo, el periódico en el que trabajo, a Elie Saab, uno de mis diseñadores favoritos (si no el más), para una entrevista exclusiva. La nota salió publicada el 14/07/2013.


Es uno de los tres diseñadores no franceses de Alta Costura. Su nombre se unió al de Giorgio Armani y Valentino, ambos italianos, para llegar a la cumbre de la moda mundial e instalarse al lado de la genialidad creativa de casas como Dior y Chanel.

Nació en Damour, Líbano, en medio de un ambiente mayoritariamente musulmán, pero se crió católico. Sin embargo, crecer sumergido entre lo más arraigado de las conservadoras costumbres árabes le regaló un sentido del respeto por la mujer como pocos. Sus creaciones, todas, son un homenaje a la feminidad.

Elie Saab comenzó a diseñar a los nueve años, haciendo ropa para sus hermanas. Rápidamente, terminó vistiendo a las chicas de su vecindario, y con valor, logró inaugurar, en 1982, su primer taller de costura en Beirut, empezando así la carrera del que es, hoy, el más grande diseñador de la historia de su país; un verdadero abanderado de la moda, que traspasó fronteras y se convirtió en inspiración para las futuras generaciones.

A través de comunicación virtual, EL HERALDO logró concretar esta entrevista con el libanés, en la que siempre dejó claro un par de cosas: la primera, que es un profesional como pocos, pendiente del más mínimo detalle. Segunda, que es un apasionado del universo femenino, un hombre que no teme en rendirle un homenaje hecho arte, a través de sus diseños, a la mujer.

Es autodidacta, ¿cómo educó por sí mismo sus diseños y puntadas?
Nací con esta pasión de crear y hacer vestidos y siempre estaba rodeado de mujeres hermosas, de las hermanas de los vecinos, por lo que el deseo de vestirlas y que se vieran elegantes y con estilo fue mi inspiración constante. Mi pasión se convirtió en una carrera y continuó con la costumbre de diseñar vestidos de gama alta, lo que me encanta hacer. Fue difícil al principio, ya que la industria de la moda no existía en realidad en el Líbano, pero estoy muy orgulloso de haber abierto el campo y haber creado nuevas vocaciones en mi país. Creía que mi destino era trabajar en la moda y, gracias a mi perseverancia y trabajo duro, la casa Elie Saab fue creciendo con los años.

¿En qué piensa al crear una pieza? ¿Qué debe reflejar esta?
Cualquier cosa puede ser una fuente de inspiración. La imaginación es importante, ser capaz de crear, pero también uno debe inspirarse en todo lo que le rodea, ya sea del arte, la naturaleza, etcétera. Para mí, las mujeres siempre han sido la mayor fuente de inspiración. Personalmente, estoy inspirado por todo lo que veo. Por encima de todo, diseño la ropa para ser usada. Hoy, la mira de la firma es una combinación de siluetas elegantes y atractivas, el corte adecuado y los detalles femeninos. Mi prioridad es siempre diseñar un vestido que resalte la figura de una mujer en su mejor momento, lo que hace que sea femenina y elegante.

La última colección de Alta Costura del diseñador está inspirada en las princesas. El trabajo manual es asombroso.

¿Tiene algún tipo de ‘ritual’ para diseñar o simplemente una pieza se le puede venir en cualquier momento a la cabeza?
Mi proceso de diseño comenzó a partir de una idea. Yo rara vez trabajo con bocetos. Suelo trabajar directamente con los patrones de las telas, las líneas de trazado y los detalles. Me encuentro regularmente con los equipos de trabajo en mi estudio de diseño y mi taller, para comprobar el progreso de nuestras colecciones Couture, prêt-à-porter y accesorios.

¿Por qué ese aire de fantasía es tan importante en sus creaciones, que parecen hechas a la medida de una auténtica princesa?
Mi prioridad es conseguir el corte adecuado del vestido con el fin de resaltar la figura de la mujer lo mejor posible. Yo creo que la mujer debe usar el vestido, y no al revés. Se trata de la percepción de la mujer y de darle el respeto que se merece mientras se diseña y se confecciona el vestido.

¿De dónde nace esa sensibilidad especial para diseñar vestidos de novia?
Diseño un vestido de novia para cada colección de Alta Costura, que siempre cierra el show de cada temporada. Diseñar trajes de novia para Alta Costura es para mí un gran placer, pues se usan para la ocasión más especial en la vida de una mujer. Disfruto de compartir la alegría y la satisfacción de mi cliente y ayudarla a hacer su sueño realidad.

Famosas como Paz Vega, Taylor Swift y Sandra Bullock han lucido las creaciones del libanés.

Ha vestido a muchísimas famosas con sus creaciones. ¿Podría mencionar a alguna mujer de la historia que pueda encarnar la filosofía de Elie Saab, esa modelo perfecta…?
Cada celebridad que vestimos es una gran representante de la marca. Siempre nos aseguramos de que las actrices se corresponden con la imagen de la marca y que, al mismo tiempo, el vestido que elija se adapte a su personalidad. Yo diría que cualquier mujer elegante, con carácter, puede representar la filosofía de la marca. La imagen de Elie Saab aplica a toda mujer que aspira a la feminidad, el refinamiento y la elegancia, a pesar de su origen y del país en que viven.

¿Qué opina de las latinoamericanas, unas mujeres que también suspiran ante muchas de sus creaciones?
Las latinoamericanas tienen esa fuerte personalidad que me gusta en las mujeres. Son mujeres con carácter que buscan la elegancia y el glamour.

¿Con un auge de la democratización de la moda y el lujo como el actual, cree que la Alta Costura puede estar en riesgo?
La Alta Costura y el prêt-àporter son dos enfoques completamente diferentes de la moda. Ni los clientes, ni el tipo de diseño o producción son la misma. La Alta Costura no se trata de vestidos o trajes, sino de crear una silueta única que es exclusiva de la mujer que la ordena. La Alta Costura existirá siempre, de una forma u otra, evolucionando y adaptándose a los estilos de vida cada vez más internacionales de la mujer.

Además del diseño, ¿cuál es su otra pasión, la desconocida?
Soy un apasionado de la arquitectura y el interiorismo. Lo que le sorprende a la gente es saber que soy un minimalista de corazón. Esto se refleja muy bien en el diseño de mis casas y tiendas, que son muy simples y casi espartanas en cuanto a decoración. Mi estilo de marca personal es una fusión de simplicidad, lujo y elegancia. Me encanta coleccionar muebles de época con el fin de crear un estilo único en cada una de mis casas: una está decorada con obras francesas del siglo XVIII, una tiene muebles típicamente orientales, y otra está llena de muebles de los años 70, porque es un una de mis épocas favoritas.

Este ensoñador vestido de novia cerró su pasarela en la Semana de la Alta Costura, en París.