jueves, 5 de abril de 2012

La dulce vida de la ‘reina’ Ceferina

Esta nota fue publicada en el diario El Heraldo el 04/04/12

Foto: Luis Rodríguez para El Heraldo





“Aló, ¿hablo con la Reina?” –“Sí, claro, aquí habla la Reina del dulce, para servirle”. Si esta afirmación rotunda no les parece suficiente para saber que hablan con la que puede ser, fácilmente, la más grande exponente de la gastronomía palenquera local, tendrán que acercarse a su puesto, en toda la entrada del estadio Elías Chegwin, para degustar alguno de los múltiples sabores que ofrece en su menú azucarado.

Ceferina Pérez Cassiani está muy cerca de ser una leyenda viviente. Todos saben que es la soberana que en la cocina hace y deshace para crear mil maravillas almidonadas apenas resistibles al paladar. Si se pregunta por ‘La Reina’ en el parque Suri Salcedo, a nadie le temblará el dedo para apuntar el lugar exacto donde se ubica, con un mesón largo atiborrado de tazas, a vender las creaciones gastronómicas que surgen de su ingenio.

Cuenta anécdotas al mejor estilo de las abuelas. Será porque tiene 21 nietos y, a veces, dice que tiene más porque parece haber perdido la cuenta. No es culpa de sus 65 años y de las canas que ya se asoman, es por eso de su don de gentes, de la sensibilidad que guarda y que la hace regalar títulos de familiares a aquellos que logran ganarse su afecto.

Es una reina de corona tejida en su cabeza. Un multicolor jamaiquino que delata sus raíces ancestrales la acompaña siempre y a donde va. Hace 26 años prepara dulces y tiene intacto en su mente el momento exacto en el que aprendió. “Cuando iba a los talleres de la Fundación Te Necesito, en Bajo Valle, los profesores dijeron: -Alcen el ‘deo’ las negras que sepan hacer dulces”. Solo siete mujeres, entre esas Ceferina, lograron levantar la mano con propiedad. Su mamá, Nicolasa Cassiani, solo sabía hacer dos: el de guandul y el de ñame, así que decidió irse al día siguiente muy temprano al mercado a comprar insumos para crear recetas. Pasó mezclando ingredientes toda la noche y el resultado de esa invención endulza hoy a todos los que pasan por su punto de venta.

Hace alarde de su creatividad y con razón. Su mente inquieta y sus manos trabajadoras la han llevado a ganarse el título de la mejor dulcera de Barranquilla en el Festival del Dulce 15 de las 27 veces que se ha realizado. Razón de sobra para ratificar su fama de ama y señora de delicias culinarias.

Reina con título

Enferma de la limpieza, la dulcera sensación de la ciudad realiza todo un ritual antes de empezar a preparar sus recetas: lava toda la casa, la brilla y encera hasta dejarla reluciente.

Dulce de uchuva, para los diabéticos
“Queda tan limpia que hasta me veo en los pisos” cuenta hiperbolizando una situación que recrea diariamente. Cuando Mábel Morales, periodista de Telecaribe, llegó a la casa de Ceferina, quedó impactada por la pulcritud del lugar. Pero además de la sorpresa que le causó la higiene de aquel hogar de Me Quejo, a Mábel la maravilló la cantidad de palanganas que encontró cargadas de dulces en el patio. “Ceferina, cuando uno llega a la casa de las negras que preparan estos platos se encuentra con 2 o 3 ollas, pero ¡tú tienes 10! de verdad que tú eres la Reina de los dulces”. Y así se quedó.

“Esta vieja es la patada, cuadro”, exclama Jorge Luis Coronel, un vendedor de Bonice del sector que tiene años de conocer a ‘La Negra’, como le dice. Acaba de posar para una foto mientas me concede la entrevista y su amigo Bonice a su aprobación: “Saliste linda, negra”.

Como él hay muchos que se acercan a abrazarla y besarla, “pero yo les digo que no me besen, que mi colonia es el humo”. Ya le ha tocado aprender a convivir con las muestras de cariño de quienes tienen la oportunidad de conocerla.


“Soy maluca pero me gusta todo lo bonito”, dice entre risas. Pero de maluca, de fea, no tiene nada. En su figura de negra exuberante, contorneada, arropa un corazón inmenso, dadivoso, que piensa en el bienestar de los que la rodean, así no los conozca. Todos le dicen que es hermosa, grande y bendecida. Le gritan saludos cuando pasan por su puesto. Es una reina por decreto popular, porque todos han decidido que así sea. “Soy la primera y la única reina. Nadie me baja del caballo”.

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