martes, 25 de octubre de 2011

Retrato

Se veía tan sexy en su clase. Ella era la diferente. La linda, la fashion. La de uñas pintadas de un falso rojo carmesí que más bien se asemejaba a un escarlata acaramelado, como quien lo endulza con un baño de miel que despunta los claros matices de un fucsia excéntrico.

Un blanco ceniciento coronaba sus uñas y las dividía en mitades asimétricas. Un hilo de oro lo separaba del intenso rosa con aspecto dulzón.  Debajo del delicado límite boreal, una sucesión de puntos en fila india aconcavaban la figura que coronaba aquella prolongación de células marchitas.

Leyó Cortázar como quiso. Se sabía inteligente, segura, sobrada. Todo le quedaba pequeño, hasta la colosal silla violeta donde se apoltronó a sus anchas como una reina de las Seychelles. 

Todos a su alrededor tenían lentes. Ella también, pero los suyos se abrazaban al delirante iris marrón que apuntalaba el sesgado perfil que poseía.  Sus aires londinenses, su ambición imponderable, sus sueños de canción.

Hablaba en tercera persona y se entendía. El imperativo de su acento la hacía ver –valga esta imprudente redundancia- voyerista. No preguntaba por miradas, solo se las embolsillaba en la chaqueta que cubría sus incipientes senos de maja pueril.

Ni las huellas de una varicela reciente la detenían. Era una atrevida. Una insolente que sufría de convulsiones esporádicas por la hecatombe de sus hormonas desquiciadas. El micro vestido estampado de flores a blanco y negro se quedó esperándolo.

Se marchó porque apagaron la luz.

4 comentarios:

L'ancien dijo...

Hace rato lo habia leido pero igual no sabia que comentar. buen retrato, muy personal, muy psicologico. Igual el final es curioso, tus publicaciones parecen codigos cifrados ultimamente.

Antony Sampayo dijo...

Tu prosa es formidable, amiga, es para disfrutar y aprender, felicitaciones.

Besos.

Costennita dijo...

alábate pato... JAJAJAJAJ

pero no importa, me encanta

Edu dijo...

Leía y sentí comiendo un postre, pues cada palabra es exquisita y la sencillez de una situación, reveló aspectos que no conocía. Qué mal que apagaran la luz, quizá había más para mostrar, más para contar...