domingo, 9 de noviembre de 2014

El ‘wayúu glam’ se expande a la medida barranquillera

Este artículo es la versión extensa de una mucho más corta que escribí para ADN Barranquilla, publicado el 14/08/2014.

Un par de marcas nuevas y locales se impulsan en el mercado de lujo de las mochilas. Silvia Tcherassi, otra barranquillera, fue la precursora.

Fue Silvia Tcherassi la precursora de la nueva estética wayúu, una en la que los hilos enhebrados por la etnia guajira dejaban su acostumbrada apariencia geométrica en las mochilas para revestirse de cristales Swarovski, lentejuelas, hilos de oro y otro tipo de intervenciones a partir de elementos y texturas difícilmente asociados al lenguaje artesanal de la comunidad indígena.

5.500 cristales Swarovski empezaron con la revolución de la mochila wayúu en manos de Silvia, la diseñadora de modas colombiana más internacional, y esa interpretación glamorosa de una pieza artesanal por excelencia sirvió para darle un vuelco al concepto de lo étnico en la moda, una tendencia que sana el escaso valor que se lo da a lo hecho a mano en el país y que está poniendo de cabeza esa premisa desde el estilo.
Lo de Silvia Tcherassi es de locos. No se sabe cuál mochila es más linda que la otra. La mía es rosada.

Otra barranquilla, Cristina Ruiseco, es una de las exponentes del llamado ‘wayúu glam’ desde una mirada más universal. La base de sus creaciones, el tejido de una hebra que elaboran las indígenas guajiras, termina recubierto de bordados, pedrería, cristales, flecos, monedas y pasamanería fina, convirtiendo el bolso en una pieza artesanal con rasgos de todas partes del mundo, pues los elementos que usa en la decoración son traídos de Grecia, China, India, Turquía, entre otros destinos, mientras que los herrajes son importados desde Italia.

“Quería llevar algo de Colombia a todas partes del mundo, pero quería fuera algo más que una artesanía: quería que fuera chic”, cuenta Ruiseco, una amante de la versatilidad, la geometría y la combinación de tonos que le da la comunidad wayúu a su trabajo. Su marca, Mochilas Miss G Bags, surgió hace ocho meses como “un ensayo para estar junto a mi hija Gabriela y compartir momentos para desarrollar el arte”, que ya había probado en el paisajismo y en el diseño de interiores.

Así han nacido 420 piezas únicas, hechas a mano 100%, que son “una joya en la mano y se mueven al caminar”. Las borlas finas, las asas delgadas y los herrajes que usa son el sello característico de su firma, que ha encontrado en los caftanes un complemento ideal para cualquier escenario y ocasión, haciendo gala de la versatilidad y la comodidad.

Cristina Ruiseco y sus mochilas únicas. De verdad que lo son.
Aunque podrían parecer más costosas y están a la altura para competir con los cientos y miles dólares de una mochila de Tcherassi, Diane von Furstenberg u Óscar de la Renta –quienes también han reinterpretado el bolso-, su precio oscila entre los $250.000 y los $400.000, dependiendo de la cristalería y los apliques que se usen en su elaboración. Se pueden conseguir en la tienda Vanessa Thewlis, en la carrera 52 con calle 76, en Barranquilla, y también en Cartagena, en Mia Concept. Las redes sociales, Facebook e Instagram (@mochilasmissgbags), son su mejor catálogo.

Si bien La Guajira pone la mano de obra primaria en la confección de estos bolsos únicos, Barranquilla se ha encargado de sumar diseñadoras que las reinventen. También está Annie Pérez, con su marca WayuuLifestyle, en el radar de la moda étnica nacional e internacional. Currambera residenciada en Canadá, allá nace su “sueño de llevar a todo el mundo lo bello que tenemos desde una firma vanguardista”.

Estando en el otro hemisferio, Annie, amante de las mochilas desde siempre, fue interrogada por su mamá sobre una posible comercialización de esta prenda en Norteamérica, y en un abrir y cerrar de ojos, sin haber vendido antes en ninguna otra plataforma, terminó haciendo la apertura oficial de su firma en Carassauga, un festival de culturas con pabellones de todos los continentes, incluyendo América Latina, y en el que la barranquillera vendió el 80% de los bolsos que mandó a encargar desde Colombia. “En junio del año pasado decidí abrir Instagram, el cual tiene hoy 25.700 seguidores”, muchos de ellos artistas como Carlos Vives, Paula Andrea Betancourt, Gaby Espino, Carolina Cruz, entre otros, quienes suelen llevar sus creaciones, que se han extendido a clutches.

Una belleza de WayuuLifeStyle
Taches, cristales y mostacillas checas se trasladan a los hilos de las mochilas para personalizar piezas artesanales por pedido de los clientes, “un toque de lujo a una obra de arte”. De La Guajira, una vez hiladas, pasan a Medellín, donde la mamá de Pérez supervisa la ornamentación. “El proceso de decoración de cristal es muy cuidadoso, en detalles y pulimiento de cada pieza”, y es el paso más delicado, que culmina con productos de lujo desde los $120.000 hasta los $450.000.


A recorrer el mundo. 

El modelo 'Begonia', de Santificada Wayuu.

Tanto Miss G Bags como WayuuLifestyle han hecho la exportación como una realidad. La primera está muy fuerte en el mercado de las islas del Caribe y Miami, además de tener comercialización en Francia, Italia y Dubai, “donde encanta lo cargado, lo ostentoso”, según explica Cristina Ruiseco. Caso contrario ocurre en París, donde prefieren las creaciones más sencillas. Annie Pérez, por su parte, ha logrado llevar su sello a Miami, África, Brasil, Ecuador, Venezuela, Reino Unido, Canadá y Dubai. Ambas, barranquilleras y tenaces, en poco menos de un año.

Se abre el mercado. No solo Barranquilla se especializa en la producción de este nuevo lujo, también marcas como Santificada Wayuu, una marca bumanguesa fundada por Viviana Álvarez, quien también ha sabido reinterpretar el legado indígena en piezas de colección que ya han estado en macrorruedas de negocios y ferias de moda nacionales como Plataforma K, Colombiamoda, Cali Exposhow...


Bonus Track: Las pulseras de Silvia Tcherassi, que no necesitan presentación, sino verlas:



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