viernes, 6 de mayo de 2011

¡Qué le pongan salsa!

Publicado en Qhubo Barranquilla el 10 de abril 2011
Haga un recorrido por los más representativos estaderos de Barranquilla y déjese atrapar por la antología de recuerdos que vienen a la memoria de la mano de un acorde salsero.

La salsa y los barranquilleros juraron nunca separarse. Esta promesa de amor eterno se hace realidad en torno a las paredes de legendarios estaderos que no pasarán de moda.
Anécdotas de hombres y mujeres, amigos de toda la vida o accidentalmente unidos por una melodía, hacen de estos sitios uno de los mejores epicentros musicales y culturales donde palpita la historia de la ciudad.

Conozca los más simbólicos.


LA TROJA

“La Troja es el mejor referente de la salsa en Barranquilla”. Con estas palabras define Edwin Madera, su orgulloso propietario, al recinto salsero por excelencia de ‘Curramba’. No se equivocó. Cada fin de semana, más de 2000 almas se agolpan  al son de la guaracha cubana y demás acordes caribeños para rememorar las glorias de antaño nacidas del genio prodigioso de los inspirados creadores del mar de las Antillas.

Fue fundada el 26 de febrero del año 1966, fecha que reza en una placa de cemento localizada en el que fuera su primer establecimiento –aledaño al parque Suri Salcedo-, donde comenzó como un kiosco de comidas y ‘mecatos’ a cargo de Zunilda Velásquez de Madera.

El génesis de la salsa aguarda en la colosal colección de más de diez mil discos de vinilo, conservados en el tiempo por el quehacer constante de una vida dedicada por completo a ellos. Además de los long play del ayer, cerca de 2500 CD´s alternan las tandas clásicas con las melodías actuales.

En esquina de la carrera 44 con calle 74, se congregan jóvenes y viejos, propios y foráneos, para sumergirse el delite colectivo más emblemático de la ciudad. La Troja es pura vida. Más que una institución, es todo un movimiento.






EL TABOGA

En medio de una congestionada avenida ataviada de tráfico vehicular y de transeúntes desesperados, emerge un lugar con nombre de isla tropical, que baña en efusión a las cientos de personas que cada fin de semana confluyen en ella para gozar de un derroche de melodía y sabor.

Del talante de Samuel Gutiérrez nace este paraíso salsero, cuando decidió unificar el ‘Bulerías’ y el primer Taboga, que se hallaban situados en el Centro, hace aproximadamente 40 años.

El Taboga se perfiló como un todo un emporio de este pegajoso ritmo musical, cuya fórmula medida entre la melancolía de antaño y la alegría de los sonidos modernos hacen que cualquiera se sienta, literalmente, en su salsa.

Sus domingos de programas especiales y música verbenera, son imperdibles para la clientela fiel que encuentra en este, el espacio perfecto para disfrutar de unas cervezas al son que escuchan su canción favorita.




LA GRAN VÍA

Es quizás la intersección de calles más popular de Barranquilla. El punto donde se unen la Cordialidad y la carrera 14, alberga una tradicional casa con sabor salsero que desde 1970 está al servicio del disfrute ‘quillero'.

La Gran Vía, topónimo heredado por su ubicación, fusiona lo mejor de la salsa -su esencia- y los nuevos ritmos que suenan con fuerza. Un menú tropical que es la mejor carta de presentación para este lugar que atrae por igual a casados y solteros, a compañeros entrañables de una tradición que data desde 40 años atrás.

Reinaugurada hace poco, La Gran Vía reúne una cofradía de amigos de diversos barrios, que la han hecho, con el pasar de los años, el mejor referente de uno de los sitios más concurrido en las inmediaciones de la ciudad.




El que ya no está

Los grandes años de la salsa no sólo vibraron con los recintos que actualmente se conocen. Tiempo atrás un estadero brilló con luz propia y legó su nombre al baúl de recuerdos del alma barranquillera: el Ipacaraí.

Laury Muñoz, mejor conocido como 'Lucho Ipacaraí', fue el encargado de darle vida, por más de 30 años, a las cuatro paredes más gozonas y emblemáticas del popular barrio Simón Bolívar.

El Ipacaraí, inmortal sitio de referencia para todo aquel que arribe al boulevard donde más se respira 'barranquillería', fue famoso por la calidad de su música y los murales memorables de Belimathh, reconocido pintor de la época.

El estadero más insigne del 'ombligo de Barranquilla', cayó en decadencia en los últimos años de vida de su creador, y hoy ve con nostalgia cómo se reduce a polvo y olvido, entre su cada vez más descolorida fachada.


Fotografías: Rafael Polo


3 comentarios:

Edu dijo...

¿Se acabó el Ipacaraí?... No puede ser, no sabía. Tengo rato sin ir a Simón. ¿Puedes tomarle fotos para ver que ha pasado?...

Andrea Jiménez Jiménez dijo...

Se acabó y hace rato.
Trataré de tomarle una foto, pero sin cámara y sin celular es como difícil :/

Antony Sampayo dijo...

Que dolor con el Ipacarai, un símbolo del sur occidente.

Excelente nota, Andre, un buen recorrido por el ambiente barranquillero.
Saludos.