martes, 26 de marzo de 2013

El imperio de colores de Ágatha Ruiz De la Prada


No suelo subir muchas de las entrevistas que hago aquí, pero este personaje no lo podía obviar. Mundialmente conocida por su propuesta pintada de arcoíris, Ágatha Ruiz De la Prada también habla con colores, y nos regala, aquí, un  poquito de esa 'chispa adecuada'.
La entrevista salió publicada el 23/03/13 en el diario El Heraldo.

Ágatha Ruiz de la Prada se cocina, a fuego lento, muy fácilmente. El primer paso es verter en un recipiente invisible una luna, un par de flores, con aderezo de nubes y una pizca de humor.

Agréguele colores, excepto blanco y negro, y obtenga un arcoíris mágico cuyo final esté en la palma de su mano. Ágatha es única. Marquesa de Castelldosríus y baronesa de Santa Pa; pero eso, quizás, es lo menos importante de su persona. Ágatha es sensibilidad y explosión.

Emoción hecha ropa, calzado, aromas, texturas. Ágatha es un ágata, como la piedra homófona, que brota desde el interior de la tierra como un volcán en erupción; viene en múltiples colores y su sexto sentido vive encerrado en un corazón.

¿Cómo nació ese concepto del diseño, el que usted ha denominado ‘ropa feliz’?
Porque me di cuenta de que por el mismo precio podía ser feliz o desgraciada, y pensé “mejor por el mismo precio, ser feliz”.

¿Y cómo definió su lenguaje en la moda basado en corazones, nubes y flores de colores?
Al principio, cuando yo empecé, en Madrid enseguida me conoció todo el mundo, enseguidísima, pero la gente decía: “esto no se lo puede poner nadie, esto es imposible, esto es poco comercial”, pero luego yo creo que he sido la diseñadora más comercial de la historia de España. No creo que haya una más comercial que yo, pero yo ya no lo pensaba, porque a mí me convencieron de que era imposible, entre todos.

¿Cree que hubo algún factor determinante en su niñez que la hizo gestar esa onda ‘agathiana’ tan propia?
Yo soy la nieta mayor de las dos familias, y soy la mayor de cinco hermanos, y digamos que la más esperada; entonces creo que les hice gracia de pequeña, y como me encontraba muy graciosa, muy divertida, yo seguí así.

¿En principio creyó que la ropa que creaba era solo para exhibir o le vio potencial, desde el comienzo, para lucir?

Siempre he creído muchísimo en mi proyecto, aunque hubiera mucha oposición. Siempre creí un montón. Hay cosas increíbles, como por ejemplo, este viaje a Medellín, cómo me trata la gente, cómo me regalan cosas, cómo me miman, cómo me conocen, es un milagro. Pero la verdad es que yo siempre creí que esto es lo que había que hacer y siempre he sido fiel a eso.

¿Sintió miedo al "qué dirán" al empezar a lucir sus coloridas prendas?
A mí me parecían tan bonitas, aunque no le gustaran a nadie. Siempre me encantaron. En cambio yo iba a los desfiles de la demás gente y decía: “pues vean esta mierda negra”, claro que era un poco un mundo al revés. Yo intentaba entender por qué querían ser tan clásicas y tan oscurillas. Yo no lo entendía.

¿Cuál fue el impacto al ver, por primera vez, sus prendas exhibidas, rompiendo los parámetros comerciales?
La verdad yo también era muy feliz cuando no vendía nada. Yo soy una diseñadora muy buena para la crisis, porque la crisis es tener memoria. España, durante varios siglos, fue un país muy pobre, y yo recuerdo perfectamente cuando éramos pobres, por lo tanto cuando hemos sido ricos, hará unos 15, 20 años, ha sido una cosa rarísima. Todo el mundo agarra para Londres, para París, y todo el mundo pa’ aquí, y pa’ allá, y comprando. Yo decía “¡pero aquí antes no vendía nadie!”, y éramos pobres y éramos bastante felices.


¿Tiene diferentes patrones para diseñar, por ejemplo, una colección meramente para vender y otra para subir a pasarela?
Yo he diseñado muchas colecciones comerciales. Ya había hecho como 20, o más, y me aburrí. Luego de aburrirme, de hacerlas comerciales, ya estaba haciendo tan poquito, que entonces, aproveché que era una buena época para hacer colecciones no comerciales.

¿Cómo fue el crecimiento de ese imperio que ha creado a punta de flores y corazones?
La verdad que ha sido todo por casualidad y porque las cosas salen como salen. Nadie en su sano juicio hubiera pensado esto con un papel y un lápiz.

¿Qué tanto influyó su condición aristocrática en su ascenso en el mundo de la moda?
Yo creo que eso lo único bueno que tiene es que te da un poco de seguridad social. Hay un libro muy divertido, un libro de Alain de Botton, que es un filósofo, que se llama Status Anxiety, que es un poco de ansiedad por el estatus. Gracias a Dios, entre sus muchos efectos, ese no lo tengo. No me hace efecto la gente. Eso lo tenía mi madre también, que no le hacía efecto casi nada.

¿Cómo llegaron los vestidos de novia a su propuesta?
Siempre he hecho los trajes de novia de mis amigas. Si una amiga mía se casa y no me encarga el traje de novia, y yo teniendo la cosa, netamente deja de ser amiga mía, porque lo primero que tiene que hacer un amigo tuyo es demostrarte su amistad. Yo para eso soy rencorosilla, la verdad. Entonces, desde el principio he hecho trajes de novia. Ahora quiero hacer un libro de todos mis trajes de novia, porque hasta en Colombia he hecho.

¿Cuándo piensa lanzarlo?
El libro lo teníamos adelantado y se paró, porque para hacer libros tienes que pedirle permiso a todo el mundo para la foto, la novia, dónde vive... y hemos parado, pero espero en Dios que se me reactive pronto porque es un proyecto muy bonito.

¿En qué falla la moda actualmente?
En esta época estamos en un momento fantástico en la moda mundial, porque nunca había habido tanto número de personas bien vestidas, con acceso a las tendencias, con acceso a la moda, como ahora. La moda, a nivel planetario, se ha vuelto súper democrática. El nivel de la gente ha subido una barbaridad y eso es positivo.

¿Cuándo podremos ver una tienda suya en Colombia?
Me tratáis tan bien en Colombia, soy tan feliz, esto es como un sueño, que imagínate que abra una tienda y no vaya bien, sería un fracaso horrible. Prefiero no llevarme ese disgusto, estoy con solo lo bueno, que es tan bueno que ya es demasiado, escandalosamente bueno, pero no me quiero poner yo misma la trampa para que se me convierta un problema Colombia, sino todo lo contrario. Colombia es un lujo de nación para mí.

Lo único que me da mucha rabia es que no conozco Barranquilla, pero voy a ir, porque tengo a Nubia Stella Martínez, que es mi representante en América Latina, que me habla mucho de ella y tengo muchísimas ganas de ir a conocer. Además tengo que ir al Carnaval.

En Barranquilla se reconoce muy bien su marca, incluso, los hombres la identifican...
Los hombres son mejores clientes que las mujeres. Son más miedosos, son más inseguros, son más fieles. Yo lo poquito de hombre que he hecho ha sido una cosa con una recepción increíble. No es una cosa a la que le dedique toda la atención que debería, pero hacer ropa para hombres es lo máximo.

¿Y cuándo complacerá a los hombres?
Cuando un par de fabricantes colombianos me ayuden a hacer eso.

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