El Castillo de la Alboraya fue la primera parada de la ruta. Fotos de mi amigaza Vanexa Romero. |
La novia de Puerto se montó en un bus la noche del pasado miércoles, 31 de octubre. Llevaba vestido blanco, velo y los huesos pintados al descubierto. Ella lideraba una inusual ruta que tenía como objetivo desvelar las historias más lúgubres y sangrientas que tuvieron lugar en Barranquilla, en tiempos remotos y otros más recientes.
Una treintena de personas parecían los pajes de la novia. La acompañaban en un recorrido que no pensaron ni tan lúgubre ni tan demorado. La realidad superó la expectativa y los sueños de los participantes de Alma en pena, la primera ruta fantasma de la ciudad, estuvieron llenos de caballos sin cabeza, duendes rumberos, sombras, fantasmas y muchas historias bañadas en sangre.
El buséfalo del Museo de Arte Moderno fue el vehículo donde se movilizaron los participantes de la ruta, iniciativa del colectivo de diseño #todomono que buscaba explorar más a fondo las historias oscuras de Barranquilla. A las 7.45 de la noche arrancó el recorrido que inició con la visita al Castillo de La Alboraya.
Antes de cada estación, se leía un relato sobre el lugar. |
“Aquí vivió un español llamado Rondón al que le gustaba adorar a los dioses africanos. Esto era una hacienda grandísima donde había montes, y Rondón salía en su caballo negro todas las noches y al que encontraba aquí, lo mataba”. Así empezó el relato en la antiquísima edificación Álvaro Palacio, un joven periodista que diseñó la ruta al lado de Johnny Insignares y Fernando Vengoechea -de #todomono- y quien desde hace algunos años se dedica a investigar sobre historias oscuras y temas paranormales.
Nada más fue poner un pie dentro del misterioso castillo para sentir el halo aterrador del ambiente. Los asistentes, parejas en su mayoría, no querían despegarse para caminar entre el suelo remodelado de la estructura que hoy es una institución educativa y las paredes de antaño de la majestuosa construcción.
Los participantes de Alma en pena no dejaron de disparar flashes |
Esta fue la parada principal del recorrido que se extendió hasta el filo de la medianoche -momento cómplice para que afloren los mayores temores- y que ‘navegó’, entre otros sitios, por el caudal tenebroso de los arroyos de Barranquilla a la altura de la calle 76, en el Country, donde la corriente ha arrastrado a varias personas sin dejar rastro.
El Hospital General de Barranquilla era otra parada obligada. La historia de la monja que falleció entre las paredes de ese lugar todavía ronda por sus pasillos. Se dice que médicos, enfermeras y pacientes aún escuchan los pasos de Hortensia, la religiosa que no quiere descansar en paz.
La leyenda del niño inoculado del colegio Marco Fidel Suárez es otra de las más espeluznantes. Cuentan vecinos del sector que el alma en pena de un niño que en los 90 fue víctima del tráfico de órganos, crimen muy popular en ese tiempo, deambula por el sector. Narra la historia que el pequeño, al perder su pasaje de bus, pidió chance, pero fue raptado y le sacaron los ojos. Después lo arrojaron muerto en la cancha de La Magdalena.
La Novia de Puerto fue la mejor modelo para los retratos del recuerdo |
Es por eso que cada noche, a altas horas, el niño sale con la cabeza gacha pidiendo a quienes se crucen en su camino ayuda para encontrar una moneda. Una vez el caminante logra hallarla, el pequeño lo toma del brazo, alza su rostro y revela su falta de ojos. De lejos, los participantes de Alma en pena apreciaron el lugar donde se desarrolla la supuesta aparición. Fueron muchos los que no extrañaron bajarse en él luego del relato.
Cerca de ahí, otro punto fue visitado por albergar botellas y cajas de brujerías con muñecos de telas amarrados a papeles con nombres de personas, señal del ritual vudú, y una considerable cantidad de fetos. Se trata del Jardín Botánico, cuyos vecinos se quejan de la presencia de brujas que por las noches ríen a carcajadas y no los dejan dormir tranquilos.
Estos cuentos, relatos, historias, alimentan la oralidad de nuestros antepasados y se convierten en posibilidad turística para Barranquilla, como lo buscaban Constanza González y Gabriel Burós, una pareja de esposos que trabajan con agencias de viajes y que están en busca de alternativas en la ciudad. Puede que, en algunos meses, sea el relato de Rondón o las historias de fantasmas de los barrios de la ciudad los atractivos para visitarla.
Más de un participante se vio como una aparición en medio de los lugares visitados |