Las fotos son de Vanexa Romero y Luis Rodríguez |
Cada día se dedica a pintar, con
trazos de lápiz, a una mujer trasgresora, que no tiene pelos en la lengua, pero
sí en las piernas. Magola vive gracias a Adriana Mosquera, Nani, una
caricaturista colombiana que se ha hecho un nombre y una imagen en el exterior,
a pulso, literalmente. Radicada en España, está de visita en el país, y ayer (24 de enero, 2013) hizo parte del show de apertura del Carnaval de las Artes, en el Amira De la
Rosa, donde se llevó los aplausos vestida de su personaje.
Cada vez me parezco más a Magola.
Yo empecé haciendo una caricatura de una mujer con unos estándares de belleza
diferentes a los que estamos acostumbrados, sobre todo en Colombia, por eso
tiene la nariz grande, no se ha operado, tiene el pelo oscuro, casi azul, es
muy flaca, no tiene curvas, no se depila las piernas, viste de una forma que no
marca nada, que es una manera muy típica de vestir en Bogotá, y resulta que,
con el frío en España, yo me descubro a mí misma vestida igual que Magola, con
las mismas botas y vestidos holgados y digo: “cada vez me parezco más a mi
personaje”. Y eso ni es bueno ni es malo, solo que después de 18 años de
publicación, ni te das cuenta de que sucede.
Y en esos 18 años, ¿qué tanto ha
cambiado Nani a Magola y qué tanto ha cambiado Magola a Nani?
Las dos cosas, es verdad. Magola
empezó siendo muy feminista radical porque este es un oficio para hombres.
Sentí mucha resistencia por parte del gremio de caricaturistas, entonces decidí
darle la vuelta a los chistes machistas y convertirlos a favor de las mujeres y
que Magola fuera su tema principal. Pero con el paso del tiempo, y también por
la vivencia con mi pareja, que también es caricaturista, he aprendido que ser
feminista no es odiar a los hombres: ser feminista es defender los derechos de
las mujeres y no tiene nada que ver con odios. Ser feminista no es lo contrario
de ser machista, entonces ahora digo que ya no soy feminista: trabajo con los
derechos femeninos, que es otra cosa, y por la equidad de género, porque las
labores en el hogar sean compartidas, por cosas tan pequeñas que influyen tanto
en la sociedad que generan la no violencia, que hace que los hijos sean
coherentes. Magola es actualmente más tranquila, más reposada, muy reflexiva, y
eso se nota mucho en las tiras cómicas y en mí también. Con el paso de los años,
eso te cambia.
Incluso hemos llegado a ver a una
Magola romántica, una Magola enamorada, ¿es ese el reflejo de la vida de Nani?
Sí, por supuesto. Magola es
autobiográfica. Me ha ahorrado muchísimos psicólogos y psiquiatras, y también
lo hago a propósito porque a veces me preguntan en las entrevistas “pero usted
no era feminista?, entonces, ¿qué hace casada?”. Hay un enredo en lo que la
gente entiende por ser feminista y a mí me gusta demostrar que Magola no odia a
los hombres y que ser feminista no es estar en contra de ellos, sino en contra
de una sociedad que está mal, somos todos los afectados. No tiene nada de malo
estar enamorado, aprender, crecer. Ninguno de los dos personajes es perfecto,
ni Alberto ni Magola, y todo el tiempo están aprendiendo, por eso la gente se
ve reflejada en las tiras cómicas.
En ese imperativo trasgresor de
Nani, ¿se ha planteado la posibilidad de crear otra caricatura o de envejecer
con Magola?
Sí, eso sí. Los personajes de
tira cómica casi nunca ni envejecen ni mueren, ni cambian de ropa, incluso. Y
yo con Magola, un poco en protesta por la presión de la sociedad hacia la mujer
que tiene que ser perfecta, que no podemos envejecer, que no podemos engordar,
he ido haciendo el proceso de la vida con ella. Actualmente su hijo ya creció,
se llama David, en las últimas tiras sale grande, porque cada hijo aporta algo
en una etapa y eso lo quiero reflejar, y Magola va a envejecer.
Magola es conocida en muchas
partes del mundo, pero ¿es española, colombiana, mexicana?
(Risas) Esa es una muy buena
pregunta, porque cuando me planteé hacer a Magola nunca pensé que los problemas
de pareja fueran tan universales, y Magola es internacional justamente porque
la entienden en todo el mundo iberoamericano, pero también en China, en Irán,
en Italia, en el mundo árabe. Y entonces, ¡no sé! Tendría que ser creo que
bogotana, porque realmente Magola fue concebida en Bogotá , nació allá. Magola
es un nombre muy bogotano y tendría que tener un acento un poco cachaco pero no
tan marcado, para que la puedan seguir entendiendo en muchos sitios, que es lo
importante.
¿Y qué es lo más costeño que
tiene Magola?
El marido (risas). El mío se
llama Omar Alberto, por eso su marido se llama Alberto, y mi hijo se llama
David, por eso el hijo de Magola se llama así. Toda esa chispa que a veces saca
Alberto viene de Omar Alberto, que es costeño y refleja ese pensamiento
absurdo, gracioso, tomador de pelo, que viene de la Costa.
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