La semana pasada estuve cubriendo, como enviada especial, la feria de salud, belleza y moda más importante de Colombia: el Cali Exposhow. Aunque no tuve mucho tiempo de recorrer la ciudad y de ver algo extraordinariamente excepcional, mis ojos fueron testigos de un espectáculo de arte y moda que corrió por cuenta de uno de los mejores diseñadores de nuestro tiempo: Jean Paul Gaultier.
Aunque he escrito de moda, no suelo compartir esto en este blog, sin embargo, ante el hecho sin precedentes de una pasarela de Gaultier en Latinoamérica y al impacto que causó en mí, he decidido hacer una excepción. Con ustedes, uno de los momentos indelebles de mi vida:
Largo, intenso y majestuoso fue el desfile del diseñador francés Jean Paul Gaultier, el invitado internacional a la pasarela del Cali Exposhow 2012. Un show de otro mundo, para no perderse, para repetir, que los asistentes disfrutaron prenda tras prenda, sorpresa tras sorpresa.
Una pasarela variada y esquemática, con quiebres visiblemente notorios que dejaron apreciar lo mejor de los elementos característicos de la moda de Gaultier, se convirtió en una línea de tiempo por donde desfilaron mademoiselles de la nobleza francesa de la época clásica, marineros con el corte trasgresor de géneros, corsés seductores y sugestivas transparencias.
Que Gaultier cree en la tradición y lo propio de cada país, eso se pudo comprobar. Que lleva a Francia en su corazón y en su estilo fue la consigna de su debut en las pasarelas latinoamericanas. Con una cosmopolita París de fondo, también presente en lo dramático de la música que acompañó la presentación, lo dejó claro.
En el arranque del desfile, el clásico binomio blanco-negro reinó. La moda francesa de los años 30 y el particular style de la desaparecida cantante Amy Winehouse se fusionaron para dar muestra de elegancia, distinción y provocación. Las modelos con pelucas y peinados vaporosos y los ojos silueteados con una gruesa línea negra rindieron homenaje a la artista británica. Luego apareció sutilmente el turquí en trajes enteros y dio paso a la extravagancia, que llegó en forma de color block y en un dramatismo exquisito, propio del diseñador.
Piezas cuidadosamente elaboradas, con un trabajo artesanal propio de una obra de arte, se robaron las miradas de un público extasiado con la propuesta del francés. Enterizos y vestidos cuya arquitectura venía marcada por corsés que recordaron los atuendos de Madonna primaron en esta parte de la pasarela. El tejido trenzado, que antes ya ha estado presente en la alta costura de Gaultier, volvió a aparecer.
El dandismo también se hizo sentir, en especial, en la propuesta masculina. Sombreros de copa, sofisticados sacos y pantalones clásicos con el sello personal Gaultier compartieron protagonismo con el ya icónico corte marinero.
Jean Paul Gaultier siempre sonríe. Volvió a hacerlo al final de su diversa colección, cuando, al ritmo de Rehab, el himno de la inmortal Amy, salió con una falda asimétrica, mostrando pierna y haciendo alarde de su popular mote que lo define como el ‘niño rebelde de la moda’. Su pasión, además de diseñar, parece que es ser feliz.
Bonus track: Les repito mi diseño favorito. Dramático, con encaje y muy rosado.
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