Foto: Luis Rodríguez para El Heraldo |
“Aló, ¿hablo con la Reina?” –“Sí, claro, aquí habla la Reina del
dulce, para servirle”. Si esta afirmación rotunda no les parece
suficiente para saber que hablan con la que puede ser, fácilmente, la
más grande exponente de la gastronomía palenquera local, tendrán que
acercarse a su puesto, en toda la entrada del estadio Elías Chegwin,
para degustar alguno de los múltiples sabores que ofrece en su menú
azucarado.
Ceferina Pérez Cassiani está muy cerca de ser una leyenda viviente.
Todos saben que es la soberana que en la cocina hace y deshace para
crear mil maravillas almidonadas apenas resistibles al paladar. Si se
pregunta por ‘La Reina’ en el parque Suri Salcedo, a nadie le temblará
el dedo para apuntar el lugar exacto donde se ubica, con un mesón largo
atiborrado de tazas, a vender las creaciones gastronómicas que surgen de
su ingenio.
Cuenta anécdotas al mejor estilo de las abuelas. Será porque tiene 21
nietos y, a veces, dice que tiene más porque parece haber perdido la
cuenta. No es culpa de sus 65 años y de las canas que ya se asoman, es
por eso de su don de gentes, de la sensibilidad que guarda y que la hace
regalar títulos de familiares a aquellos que logran ganarse su afecto.
Es una reina de corona tejida en su cabeza. Un multicolor jamaiquino
que delata sus raíces ancestrales la acompaña siempre y a donde va. Hace
26 años prepara dulces y tiene intacto en su mente el momento exacto en
el que aprendió. “Cuando iba a los talleres de la Fundación Te
Necesito, en Bajo Valle, los profesores dijeron: -Alcen el ‘deo’ las
negras que sepan hacer dulces”. Solo siete mujeres, entre esas Ceferina,
lograron levantar la mano con propiedad. Su mamá, Nicolasa Cassiani,
solo sabía hacer dos: el de guandul y el de ñame, así que decidió irse
al día siguiente muy temprano al mercado a comprar insumos para crear
recetas. Pasó mezclando ingredientes toda la noche y el resultado de esa
invención endulza hoy a todos los que pasan por su punto de venta.
Hace alarde de su creatividad y con razón. Su mente inquieta y sus
manos trabajadoras la han llevado a ganarse el título de la mejor
dulcera de Barranquilla en el Festival del Dulce 15 de las 27 veces que
se ha realizado. Razón de sobra para ratificar su fama de ama y señora
de delicias culinarias.
Reina con título
Enferma de la limpieza, la dulcera
sensación de la ciudad realiza todo un ritual antes de empezar a
preparar sus recetas: lava toda la casa, la brilla y encera hasta
dejarla reluciente.
Dulce de uchuva, para los diabéticos |
“Queda tan limpia que hasta me veo en los pisos” cuenta
hiperbolizando una situación que recrea diariamente. Cuando Mábel
Morales, periodista de Telecaribe, llegó a la casa de Ceferina, quedó
impactada por la pulcritud del lugar. Pero además de la sorpresa que le
causó la higiene de aquel hogar de Me Quejo, a Mábel la maravilló la
cantidad de palanganas que encontró cargadas de dulces en el patio.
“Ceferina, cuando uno llega a la casa de las negras que preparan estos
platos se encuentra con 2 o 3 ollas, pero ¡tú tienes 10! de verdad que
tú eres la Reina de los dulces”. Y así se quedó.
“Esta vieja es la patada, cuadro”, exclama Jorge Luis Coronel, un
vendedor de Bonice del sector que tiene años de conocer a ‘La Negra’,
como le dice. Acaba de posar para una foto mientas me concede la
entrevista y su amigo Bonice a su aprobación: “Saliste linda, negra”.
Como él hay muchos que se acercan a abrazarla y besarla, “pero yo les
digo que no me besen, que mi colonia es el humo”. Ya le ha tocado
aprender a convivir con las muestras de cariño de quienes tienen la
oportunidad de conocerla.
“Soy maluca pero me gusta todo lo bonito”, dice entre risas. Pero de
maluca, de fea, no tiene nada. En su figura de negra exuberante,
contorneada, arropa un corazón inmenso, dadivoso, que piensa en el
bienestar de los que la rodean, así no los conozca. Todos le dicen que
es hermosa, grande y bendecida. Le gritan saludos cuando pasan por su
puesto. Es una reina por decreto popular, porque todos han decidido que
así sea. “Soy la primera y la única reina. Nadie me baja del caballo”.
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