lunes, 23 de abril de 2012

Historias de tinta y papel

Este artículo fue publicado el 23/04/12 en el diario El Heraldo. Las fotos son de Jairo Rendón y Christian Mercado.

Son historias dormidas entre páginas. Entre estantes y libros donde reposan años y personajes que se han confundido con los retratos ficticios que nacen de la literatura y que han construido un relato propio. Rostros, anécdotas y vida que laten en el mundo donde todo es posible; donde las letras transportan a lugares incognoscibles y enseñan amores alejados de lo humano, odios perpetuos, pasiones impetuosas e historias divinas.

Estos libritos tienen más de un siglo de existencia. Se deben agarrar
 con especial cuidado. La foto la tomó mi amigo Jairo Rendón :)
Las bibliotecas, esos lugares –casi monumentos- donde se amontonan años de sapiencia y conocimiento, tienen la fama de haber perdido auge entre el público, por la vertiginosa vía de avance de la tecnología y por el rumor popular de que “la gente ya no lee”. Sin embargo, su existencia habla por sí sola y da cuenta de que aún son vitales en la cotidianidad y que la evolución de oferta es lo que las mantendrán vigentes.

Miguel Iriarte, director de la Biblioteca Piloto del Caribe, señala que “las bibliotecas de hoy tienen que promover la cultura, sensibilizar al público, tener publicaciones que alimenten y sustenten su labor”.

Por su parte Beatriz Aguilar, coordinadora de la Biblioteca Departamental Meira del Mar, destaca la labor de estos espacios en los municipios, donde se hace urgente crear un medio de entretención, esparcimiento y educación, que fácilmente puede ser suplido por las bibliotecas.


El veterano de la Departamental

Un ángulo muy bonito del veterano
Todos los días llega a las 10 de la mañana. Se sienta en el rincón que le apetezca y se prepara disfrutar de las páginas que lo llevan hasta ahí y que lo tendrán absorto en ellas casi hasta las 4 de la tarde, cuando se marche a esperar el día siguiente. Son quince años cumpliendo, cual ritual sagrado e ineludible, la rutina de ir cada día a la Biblioteca Pública Departamental Meira Del Mar.

Gustavo Taboada Mendoza dice que, en estos momentos, tiene 73 años. Y lo dice al mejor estilo de Gabo, quien siempre hiperbólico, lograba la respuesta cómica de sus interlocutores. Habla en términos económicos, lo que revela la profesión que escogió y la que cursó en la Universidad del Atlántico. Es amante de la filosofía, el esoterismo y el péndulo. Lee de esos temas y literatura clásica y contemporánea y sus favoritos son Albert Camus, Jorge Luis Borges,  William Faulkner, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde y, por supuesto, Gabriel García Márquez.

“Soy como los perros de buena raza: solo como una vez al día”, asegura. La cena y dos tintos al día son suficientes para su apetito. Los libros son el plato suculento para saciar su hambre lectora. Y ese espíritu de lector voraz se inflama al recordar su viaje a París, cuando paseó por los pasillos de la Biblioteca François-Mitterrand, un paraíso terrenal en cuanto a estanterías literarias se refiere.

El señor Taboada, como lo conocen quienes trabajan y visitan a diario en la Biblioteca Departamental, es ya todo un personaje reconocido, respetado y querido en el lugar. Es, quizás, su más antiguo visitante y gestor y participante activo en las actividades culturales que allí se desarrollan. “El día que no venga lo mando a buscar”, dice entre risas Beatriz Aguilar, coordinadora de la biblioteca. 

En los pasillos de la Aduana

No sé ustedes, pero a  mí me encanta esta biblioteca. Es mi lugar
favorito de Barranquilla.

Caminar en medio de la simetría arquitectónica de la Biblioteca Piloto del Caribe es casi sentir y saber que entre la madera, las molduras y las luces, vive uno de los recintos más emblemáticos de la ciudad. Una atmósfera placentera apenas ideal para disfrutar de los siglos de conocimientos que descansan en los estantes.  

Estantes colmados de historia. Y no solo por la fantasía que reposa en sus líneas, sino por las memorias de los textos que allí se encuentran.

Los libros más viejos de la Biblioteca Piloto datan del siglo XIX, entre esos, uno de escrito por el ornitólogo Wirt Robinson, titulado A flying trip to the tropics (algo así como ‘A vuelo de pájaro’, en una traducción arbitraria); en el que ese teniente norteamericano narra su travesía por las ciudades del Caribe colombiano y otros lugares exóticos. Armando Dugand lo compró en Nueva York en 1955 y fue a parar a la biblioteca en una de las colecciones que alguien donó.

Solo un libro de la dotación de casi 40.000 textos de la Piloto descansa en la caja fuerte de la Piloto: la primera edición de Cien años de soledad, impresa en Argentina. Una reliquia a conservar. También hay otra versión de este clásico de la literatura universal bastante particular: un libro delgado de tapas moradas, traducido al nipón.

Pero en la biblioteca no es todo papel y tinta. Las nuevas tecnologías han hecho que se reinvente el modo de captación y acercamiento a los usuarios: www.bibliotecapiloto.wordpress.com es el blog que hace las veces de puente entre lo físico y lo virtual, que entrega posibilidades de acercamiento a la lectura, ya sea en los tradicionales libros o los novedosos computadores.  
Uno de los libros más preciados: el
del viaje del marino por la Costa.
Y esta foto es porque me encanta
Shakespeare :)

Rafael Pombo, el poeta de siempre


Es el centenario de la muerte del escritor colombiano y no hay mejor fecha para recordarlo que hoy. El Ministerio de Cultura, a través decreto 173 de 2012, abre la celebración nacional para recordar y releer a este gran poeta y fabulista, de vital influencia en las letras nacionales y pionero de la literatura infantil latinoamericana.

Hoy, la invitación es a que todos se vuelquen a las bibliotecas, instituciones educativas o cualquier otro escenario para rememorar la obra de este gran exponente del arte colombiano, que conquistó generaciones pasadas y sigue siendo favorito de grandes y chicos por sus incontables e inolvidables personajes como Simón, el bobito, Pastorcita, La pobre viejecita y el Renacuajo paseador, entre otros.


El cuento de Better

John Better es un amigo y compañero al que le falta un tornillo, y esa lucidez lo hizo escribir este minicuento que hoy comparto:

Todos lo que leen
Todas  las tardes el muchacho negro llegaba a la biblioteca del centro, casi siempre vacía. Ese día terminó de leer un libro que venia consultando semanas antes y empezó otro inmediatamente. Poco a poco empezó a oscurecer, en algunos minutos cerrarían la biblioteca, entonces se levantó de su asiento y puso en marcha el plan. Subió las escaleras sin ser notado, y se encerró en una pequeña bodega en donde almacenaban cajas y utensilios de limpieza, allí estuvo y durmió un par de horas. Al  recordar, ya era muy entrada la madrugada, al bajar las escaleras quedó  sin palabras al ver lleno el gran salón de lectura con gente negra igual a él.

Y no podía desaprovechar la oportunidad y le dije a Jairo que por favor me tomara unas fotitos, y aquí están!!!! 



Escarbando a ver qué encontraba en mi sección favorita: los clásicos!!

¡Encontré a Wilde! ¡Maestro!

Una divertida ;)

Y mi amor: Shakespeare ♥

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